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Ventana Abierta

Un mar por descubrir

Una reflexión sobre la urgencia de conocer, estudiar y aprovechar las oportunidades que hemos tenido a la mano en el mar y no hemos aprovechado.

En los años recientes la industria portuaria, marítima y de comercio exterior parece haber entendido la ecuación, pero ¿es posible decir lo mismo de otros sectores que debieran trabajar para desarrollar todas esas oportunidades?

La estratégica ubicación de Cartagena y las características físicas de su bahía la convirtieron desde finales del siglo XVI en uno de los puertos más importantes para el arribo y salida de todo tipo de mercancías, así como para la llegada de esclavos en barcos europeos. Fue a partir de esa dinámica que la antigua San Sebastián de Calamarí comenzó a despuntar como puerto, para luego convertirse en ciudad. 

La importancia de Cartagena en las grandes rutas del comercio marítimo ha sido una verdad elocuente. Si revisamos los mapas de las rutas en épocas de conquista, siempre fue epicentro del intercambio comercial. La mayoría de esas rutas se mantienen vigentes hasta nuestros días con un marcado protagonismo de nuestro puerto.

mar por descubrir

Esa vocación marítima se reivindica hoy más que nunca, tras la consolidación de la infraestructura portuaria y logística de Cartagena como una de las más modernas y dinámicas de la gran cuenca del Caribe y de Latinoamérica entera.

Hoy la bahía alberga 54 muelles en una zona de grandes ventajas comparativas y competitivas, dada su inmejorable ubicación que la protege de huracanes y la mantiene con aguas tranquilas y profundidades óptimas para el acceso de grandes embarcaciones, aspectos que sumados a la modernización emprendida por sus principales terminales,  facilita una operación ágil y segura. 

Esos muelles se distribuyen entre grandes terminales de carga que movilizan contenedores, graneles sólidos y líquidos, maquinaria pesada, automóviles, hidrocarburos y carga general, así como la terminal de cruceros; las marinas, el muelle de La Bodeguita, que provee transporte público a las islas y poblaciones de la Bahía, y el astillero de Cotecmar, dándole a esta bahía una vitalidad única en el contexto comercial colombiano y continental. 

El crecimiento del comercio mundial ha traído consigo la rápida reconversión de la industria portuaria. Aspectos como la construcción de portacontenedores con mayor capacidad y eficiencia, han exigido la optimización de la calidad de los servicios portuarios y logísticos para estar dentro de la nueva realidad del mundo. 

La estratégica posición geográfica de Cartagena se debe aprovechar para convertir a la Bahía en un gran centro de conexiones y comercio de la región. Máxime con la entrada en vigor de nuevos Tratados de Libre Comercio y el inminente incremento en el mercado regional  de contenedores, como consecuencia de la reciente ampliación del Canal de Panamá, factores que requieren mucha preparación para manejar mayores volúmenes de carga. 

Hoy la bahía de Cartagena atiende más de 30 líneas navieras con diversos servicios, rutas y frecuencias, manteniendo conectividad con 740 puertos, en más de 150 países y que, en conjunto, mueven cada año, desde 2017, cerca de 3.5 millones de teus (contenedores de 20 pies) y más de 50 millones de toneladas. 

Las nuevas oportunidades económicas y comerciales que se abren para Cartagena han hecho que su zona portuaria proyecte movilizar más de 5.5 millones de contenedores por año, para convertirse en el principal puerto de transbordo del continente e incrementar la competitividad nacional en los mercados internacionales. 

Coherente con estas cifras, Cartagena se posiciona hoy como el principal puerto exportador del país. Desde aquí, por ejemplo, Colombia moviliza más del 60% del comercio bilateral con los Estados Unidos.

El movimiento de embarcaciones por Cartagena supone la atención de más de siete mil naves que entran y salen cada año, lo que da cuenta de unos 15 mil movimientos anuales; cifras que comienzan a incrementarse tras la entrada en servicio de las nuevas esclusas del Canal de Panamá, la vigencia los recientes tratados de libre comercio y las operaciones de la ampliada refinería y los nuevos desarrollos portuarios.

En los últimos años Cartagena pasó del noveno al cuarto puerto con mayor actividad en Latinoamérica y se proyecta entre los 30 más importantes del mundo. Con esa última meta, ya está recibiendo los barcos portacontenedores más eficientes, con capacidades de hasta 14 mil teus o 175 mil toneladas de peso muerto, los más grandes que circulan por esta región. 

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por su sigla en inglés) en su más reciente Informe sobre el Transporte Marítimo (2019), destaca que Cartagena es el puerto más conectado  en América Central y el Caribe.

Esa conectividad ha aumentado de manera sostenida desde 2017, dada su anticipada preparación para la puesta en operación del nuevo juego de esclusas del Canal de Panamá, que ha permitido el tránsito por la región de los más grandes buques cargueros.

Así las cosas, hoy el puerto de Cartagena es considerado como una importante plataforma de conexiones para el trasbordo de la carga regional, continental y mundial.

Se destacan inversiones en obras de dragado, construcción de muelles, estabilización de terrenos, pavimentación de patios, servicios públicos, adquisición y montaje de grúas pórtico súper post panamax, grúas móviles, apiladores de contenedores, camiones, remolcadores, construcción de enormes bodegas y centros de conexión internacional, facilidades para contenedores refrigerados, talleres de mantenimiento, controles de acceso, oficinas, sistemas de información y de seguridad, entrenamiento y capacitación, así como la adquisición de tecnología de punta. Todo ello ha permitido alcanzar en los años recientes altos estándares de rendimiento a nivel mundial.

Estas inversiones ubicarían a Cartagena como el tercer puerto con mayor número contenedores movilizados del continente, después de Los Ángeles y Nueva York, así como el punto de conexión de carga más importante de toda la región.

El hecho de ser puerto, además de constituir un factor determinante para el desarrollo social, industrial, económico y turístico, es la esencia de la Cartagena de siempre; porque, tal como lo ha narrado la historia, Cartagena ha sido, es y será puerto…  y, a partir de allí, ciudad. 

Un asunto de todos

En los años recientes la industria portuaria, marítima y de comercio exterior parece haber entendido la ecuación y ha venido haciendo la tarea, pero ¿es posible decir lo mismo de otros sectores que debieran trabajar para desarrollar todas las oportunidades que guarda el mar?

Esta es una realidad que obliga a ser más eficientes como puerto, pero, sobre todo, como ciudad. 

Se trata de un compromiso de todos, tanto de los gobiernos, del puerto, de la ciudadanía, y de cada uno de los que hacen parte de esta gran cadena de sectores productivos con alguna incidencia en el mar. 

En ese sentido, es necesario que se sigan consolidando las sinergias entre actores públicos y privados; nacionales y locales, en el anhelo de consolidar la zona portuaria en el concierto internacional. Esa suma de esfuerzos, unida a la confianza de las líneas navieras, podría augurar que cada vez seguirán llegando más barcos, más carga y más oportunidades a Cartagena. 

Comparto la visión del ex secretario general de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), ex embajador de Colombia ante el gobierno de Trinidad y Tobago y ex Vicerrector de Investigaciones de la Universidad de Cartagena, el Doctor en Historia de América Latina y el Caribe, Alfonso Múnera Cabadía, quien asegura que el país le ha dado la espalda al Caribe. 

“En el resto del mundo, los países costeros le rinden tributo al mar y lo hacen productivo. Sus gobiernos viven de sus puertos, de su turismo y de los productos de sus océanos”, explicó Múnera en el conversatorio ‘Oportunidades en el Caribe’, realizado en Cartagena, en febrero de 2014.

En Colombia, en cambio, la gran industria nacional se asentó lejos del mar y sus compañías filiales y conexas se ubicaron lejos de las ciudades puerto. 

El gobierno nacional ha abandonado sistemáticamente la responsabilidad de conectar los centros de producción ubicados en Bogotá, Medellín y Cali con sus puertos y la frágil estructura de carreteras nacionales, incluso hoy, hace más caro un flete del interior a la Costa en comparación con uno de Cartagena a cualquier puerto de Asia. Y ni qué hablar de la lánguida historia del sistema de ferrocarriles nacionales  que tan pobre como nació se extinguió.

Y en nuestras ciudades costeras, le hemos seguido la corriente al país. No hay política pública desde lo local para preservar y sacarle provecho de manera sostenible a tan valioso recurso. 

¿En qué quedó el Sistema de Transporte Acuático por la bahía y los cuerpos de agua de la ciudad?, ¿Dónde está la potenciación del Muelle Turístico de Edurbe o Terminal Turístico Internacional de Manga?, ¿En que quedó el proyecto de rectificación del Canal del Dique para mejorar su navegabilidad y mitigar los impactos de sus sedimentos en la bahía? ¿Dónde está el desarrollo social para las comunidades de inmediata influencia?.... Y las preguntas pueden seguir.

Como ciudad, hemos desaprovechado y seguimos desaprovechando las oportunidades que nos ofrece el mar.

¿Y la academia?

… Y es tiempo también para un mea culpa… 

Por más de un siglo, la academia ha parecido ignorar que frente a sus ojos hay un inmenso mar por descubrir, por investigar y del cual aprender. 

No está bien que la mayor oferta de programas académicos de pregrado y postgrado que atienden las necesidades profesionales del ámbito portuario y logístico esté concentrada en universidades del interior del país… Eso es, por decir lo menos, ilógico. Tampoco está bien haberle dejado a las escuelas navales del Estado, con su visión militar, toda la responsabilidad de enseñar el vasto océano de conocimientos que hay en el mar. 

 

La cátedra del mar o cátedra del Caribe o cátedra portuaria debería ser una materia obligatoria en el plan de estudios de los colegios y universidades de las ciudades puerto, para que los niños, jóvenes y profesionales conozcan y valoren su verdadero entorno y entiendan las posibilidades que este les ofrece.

  

El dinamismo del comercio exterior hace indispensable que las nuevas generaciones conozcan de primera mano la trascendencia histórica de la ciudad de Cartagena como puerto importante desde las épocas de la conquista, así como las vertiginosas dinámicas de crecimiento y desarrollo del comercio internacional, la industria global y el turismo de cruceros por esta ciudad. 

Hay realidades que reflejan con claridad lo distantes que hemos estado del mar. Cada semestre, en desarrollo de la ‘Cátedra Cartagena, Puerto y Ciudad’, la experiencia cuando ingreso con mis estudiantes a un terminal marítimo me ha permitido ver cómo nuestros jóvenes desconocen el ámbito marítimo, portuario y comercial que le dio vida a la ciudad. Más allá del paisaje: nuestra juventud no conoce su mar. En síntesis, nuestros jóvenes no conocen la esencia de su ciudad. 

Está en nuestras manos hacerles saber a las nuevas generaciones que es urgente darle frente al mar, conocerlo, investigarlo, aprender de él y comenzar a recuperar tanto tiempo perdido.

Desde cualquiera sea nuestra orilla, desde el gremio, la industria, la pequeña empresa, el Estado, la comunidad, la academia o los medios de comunicación es momento de hacerles saber a nuestros niños y jóvenes que en el mar está el futuro… Para que nunca olviden que la historia nos sigue contando que Cartagena es mar, es puerto…  y luego ciudad.

Se puede 

Por todo ello, celebro la aparición reciente de una instancia que mira de frente al mar. 

Bienvenido el Observatorio de Actividades Marítimas y Portuarias de la Universidad de Cartagena, creado para el estudio, la investigación y el análisis de la práctica marítima y portuaria, con el fin de diagnosticar, evaluar, proponer y recomendar posturas, tratamientos y adopción de soluciones y políticas de diferentes tipo, para el manejo de la práctica marítima y portuaria.

Iniciativas como esta nos permiten cierto optimismo de cara a recuperar algo de la infinidad de oportunidades que el mar nos ha ofrecido siempre.

Buen viento, que buena mar hay de sobra.

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Por MILTON CABRERA FERNÁNDEZ
Comunicador Social – Periodista
Especialista en Comunicación Organizacional
Magíster en Educación
Profesor  de Tiempo Completo - Universidad de Cartagena
Creador de la Cátedra ‘Cartagena, Puerto y Ciudad’

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